Hijo te Amamos

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miércoles, 19 de diciembre de 2012

Falta Poco Para Navidad




A unos días para Navidad, los regalos comienzan a llegar para mis pequeños. Los dos están encantados esperando el gran día porque esperan trajes de súper héroes, uno de Batman y el otro de Linterna Verde; además de muñecos de plásticos de los mismos personajes y otros que son sus consentidos, como El Hombre Araña y Capitán América.
Sin embargo, dos de sus tías ya les trajeron otras cositas, igual sus primas que les regalaron gorros de personajes de películas: un león y un pingüino, pantas, pijamas, entre otras cosas.
Mientras tanto disfrutan de los días de vacaciones, los dejo ver un poco más de televisión, pero también juegan y trato de que gasten sus energías en cosas más productivas como juegos deportivos: Los llevo a parques, a juegos interactivos, al brincolín, en fin a donde puedan sentir cansancio y en la noche puedan dormir bien para despertarse al otro día con ganas de hacer las cosas.
Entrando el año hay que conseguirles lugar en la escuela, entonces sí habrá que madrugar y ni modo, tendrán que ver menos programas de TV porque habrá tareas y otras cosas qué hacer; además de dormir más temprano.
Pero mientras llega ese momento, mis niños son felices descubriendo el mundo, su nueva realidad y disfrutando de subirse a juegos, comer fuera de casa, saborear helados y sobre todo: Visitar el zoológico porque resulta que son fanáticos de los animales.
Quieren llevar bananas y zanahorias para alimentar a un mono araña y un montón de conejos que hay en un parque cerca de casa. Lástima que esté prohibido hacerlo, así que cada vez tengo que explicarles que no se puede hacer y se ponen tristes, el más pequeño hasta enojado, jajajaaja.
Les encanta dejarse caer de una resbaladilla gigante, como de cinco metros, mientras mamá siente que se le sale el corazón de temor de que se vayan a dar algún porrazo, pero no, estos niños parecen de elástico porque se caen  y se levantan como si nada, la mayoría de las veces riendo.
Gustan de los juegos mecánicos, de reir a carcajadas de saltar tan algo como les es posible en el brincolín y de paso dar de maromas.
El tiempo con ellos se pasa volando y el cansancio hace estragos en mi, pero eso se compensa con verlos y escucharlos hablar y contarme sus aventuras, su realidad imaginaria donde ellos son los que salvan al mundo de los malos.
Claro, también hay ese familiar "incómodo" que nunca falta, el que tergiversa la realidad, el que hace daño sólo por el gusto de hacerlo, el que dice que son niños "indomables", pues ni que fueran fieras o bestias de carga.
A esto último hago oídos sordos, no me interesa lo que opinen aquellos que por no tener vida propia o por ser tan infelices, tienen que esparcir su amargura en otros.
Esto no me afecta, aunque si genera cierta molestia momentánea. Pero una cosa sí es bien cierta: Mis hijos son tan míos como si los hubiera parido, así que son tan nietos de mi madre, sobrinos de mis hermanos y primos de mis sobrinos como todos los demás... Y al que no le guste, pues sencillo: que se aguante.
Nuestra felicidad no se empaña por más que se esfuercen y la familia, ahora que ya está completa, seguirá adelante en nuestro mundo... nuestro mundo particular.
 

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