Hijo te Amamos

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martes, 10 de mayo de 2011

Felicidades Mamá

Hoy se festeja a las madres en México, así que esto va dedicado a esa mujer que me dio la vida y a la que tanto amo. No tengo palabras suficientes para expresarle cuánto la quiero.
Es mi sol, uno de los pilares que me sostienen, mi inspiración, la fuerza que me impulsa para seguir adelante... pero sobre todo quien más me anima a seguir soñando y esperando a mi ángel.
Para ella y para todas las madres que ya tienen a sus hijos a su lado, para aquellas que los esperan y para las que no nos damos por vencidas va esto....




¡¡¡TE AMO MAMÁ!!!

miércoles, 27 de abril de 2011

¡¡¡Miguel Bosé es Papá!!!!


Hace aproximadamente una hora Miguel dio a conocer la noticia vía Facebook. Dos bebitos, de un mes, lo han convertido en padre, y la noticia se regó como pólvora. La periodista Mercedes Milá da a conocer en su blog que esto fue posible gracias a que una madre de alquiler contratada en Estados Unidos prestó su vientre para que se diera el milagro de la vida.
En lo particular me da un gusto enorme, Miguel es un artista que al admiro mucho, mejor dicho, el más más admiro y saber que tiene dos hijos que nacieron el 26 de marzo de este año me da una gran alegría.
No sabría cómo explicarlo, pero me inyecta fuerza para seguir luchando por mi ángel.
Por cierto los hijos de Miguel se llaman Diego y Tadeo. ¡Enhorabuena Miguel!, ahora sí que te has convertido en un auténtico Papito.

sábado, 23 de abril de 2011

Del Sufrimiento a la Paz



Puesto que la felicidad es algo que Dios te ofrece pero que tú decides aceptar, debes aprender a cuidarte y tratar de ser feliz diariamente, a pesar de todo lo que te suceda. Aprende día a día ese hábito y en pocos años será parte de ti misma. Cada vez que te sientas sola, triste o deprimida, repite la frase: "tengo derecho a ser feliz, Dios me ama y me creó para que fuera feliz".
Ignacio Larrañaga

Estos meses de silencio bloguero fueron indispensables. Tuve que irme recuperando poco a poco de lo quedó de mi luego de pasar por una de las decepciones más duras que he tenido. Nos lo habían advertido tanto en el curso para padres, como personas que han pasado por el proceso de adoptar un hijo: "cuídense de los que intenten ayudarles a conseguir a su hijo, la mayoría de las veces son timadores"... y a pesar de eso me dejé llevar, confié en quien no debí hacerlo.
Lo peor, fueron dos... sí dos las "ayudas" que nos ofrecieron, con un decepcionante resultado.
La primera fue por parte de una mujer que estuvo en el curso para padres (ella también está en espera de un hijo, ya tiene una niña y va por el segundo), pero en otro grupo, que por esas cosas de la vida se encontró con mi esposo en su trabajo (de él) y ahí un día llegó agitada, corriendo a decirle que había un niño "precioso de cinco años que su mamá no quería y pensé en ustedes. Mi contacto me dijo que deseaban una pareja que no tuviera hijos y que quisiera un niño "grande", así que pensé en ustedes. Ya es prácticamente SU niño, sólo es ir con el juez... pero apúrense a decirme si lo aceptan porque hay otros dos matrimonios que lo quieren... pero no digan nada a nadie y menos al DIF, la adopción se va a hacer directa".
Ahora cuando analizo cada una de las palabras me doy cuenta que o esta mujer es demasiado cruel para jugar con los sentimientos de los que estamos en espera y anhelamos un hijo o había algo muy "oscuro" detrás por decirlo de una manera decente.
Llamadas, visitas a mi esposo a su trabajo para alentarnos a que aceptáramos. Hubo un momento en que sentí cierta presión para que dijéramos que sí.
A mi hijo yo lo aceptaré como venga, me explico: si es moreno, lacio, chino, bajito, alto... como sea; pero tengo todo el derecho a saber de dónde viene, por qué va a ser dado en adopción, en qué circunstancias, cuál es su situación, etcétera, para saber a qué nos vamos enfrentar para integrarlo a la familia, ayudarlo psicológicamente si es necesario, en fin todo lo que sea por su bien y por el nuestro para poder ser una familia funcional.
Cuando pregunté hubo evasivas y hasta cierta molestia, pero la farsa quedó al descubierto cuando pregunté en qué juzgado se llevaría a cabo la adopción y el nombre del juez ya que deseaba hablar con él o ella antes de hacer nada ya que si no se iba a contar con la intervención del DIF yo deseaba llevar una psicóloga para que nos ayudara en el proceso.
Palabras más palabras menos, en cuanto pedí eso, silencio de dos días y luego una llamada: "La mamá se arrepintió, el niño no será dado en adopción".
Nunca dieron más datos. Entiendo que alguien que desea dar en adopción a su hijo de pronto lo piense mejor y de marcha atrás... pero es raro que pasara cuando quisimos hacer las cosas como debe ser.
La desilusión fue tremenda, ¿por qué jugar así?, cuando nosotros sólo deseamos un hijo y que ese hijo llegue a nuestra familia con todas las de la ley.
Después me dio coraje, luego tristeza, llanto, impotencia, nuevamente desilusión en fin un cúmulo de emociones que iban y venían al vernos envueltos en esa situación que no sé ni cómo llamarla.
Semanas después, dos cuando mucho, otra llamada. También de una persona que hizo el curso de padres con nosotros y que hizo o hace su "servicio social como psicóloga en el DIF", también habló con mi esposo, le dijo que había dos hermanos "disponibles" y que como nosotros queríamos niños "grandes" que podíamos quedarnos con ellos, que tenían 7 y 8 años, que si los queríamos teníamos que decidir ya... peeeeeeeeeeeeero que no llamáramos al departamento de psicología del DIF sino directamente a ella.
¿De qué se trata todo esto?, le dije a Pedro, ¿por qué con ella?, si es solamente una persona que está dando su servicio social, no tiene mayor injerencia o poder ahí que el de una becaria. No le regresamos la llamada, era demasiado para mi.
Me deprimí, no sé a qué o quiénes nos estamos enfrentando. Curiosamente no se pudo poner queja alguna porque hubo cambio de administración al haber cambio de gobierno, decidimos Pedro y yo alejarnos de ese grupo de apoyo... emocionalmente yo no estaba preparada para enfrentarme a una situación, digamos ilegal. Así yo no quiero un hijo, deseo confiar en mi país, en la ley, en las instituciones... Aclaro, jamás recibimos una llamada del DIF, fue personal.
Hace semanas recibimos un mail del esposo de esta mujer para dar la noticia de que ellos ya son padres de una niña... Y algo me olió a pudedumbre... No se necesita ser sabio para darse cuenta. Ella hizo o hace su servicio social en el DIF, empezó el proceso junto con nosotros y nos dijeron claramente que había 70 parejas en espera.
Sí, sé que se elige la familia adecuada para el niño de acuerdo a perfiles... Si no hubiéramos recibimos esa llamada de su parte estaría conforme y hasta feliz por ella... pero no, no puedo cuando está más claro que el agua que un factor determinante es que a ella en meses les llegara la niña que necesitara "su perfil".
Todo esto me lastimó, me llevó por caminos de mucho sufrimiento, me hizo perder muchas cosas: paz, confianza, credibilidad...
Deseo con toda el alma un hijo, lo espero desde hace mucho pero tengo una cosa muy clara: Jamás aceptaría convertirme en madre de un niño del que no tuviera claro y legal su proceso de adopción.
Tuve que recurrir a la ayuda y el apoyo de personas muy queridas que sé que me aman sobre todas las cosas: Mi esposo, mis padres y mi hermana, ellos fueron los pilares que me ayudaron a seguir adelante y a retomar este proceso.
Pero sobre todo fue no perder mi fe en Dios y guiarme bajo los valores morales en los que fui criada.
Hoy, seguimos en pie de lucha, esperando... el camino para encontrarnos con nuestro ángel se nos pone difícil, pero confío en que llegará. Tal vez nos tardemos más, tal vez tengamos que derramar más lágrimas, derribar muros, subir y bajar en este camino... pero SEGUIREMOS ADELANTE PARA IR A SU ENCUENTRO.
Muchas gracias a las amigas que he encontrado en este camino, sus palabras y correos me ayudaron mucho en los momentos más oscuros. Saber de ustedes, de sus historias, de sus hijos, de sus esperas, de su lucha, me abre el panorama para saber que sí es posible. Gracias una vez más, se les quiere y un abrazo muy fuerte a todas. Dicen por ahí que lo que no te mata, te fortalece y yo, ahora me siento con más fuerza para seguir luchando por mi ángel.
Soy creyente y sé que Jesús me entregará a mi hijo cuando sea el momento.

*Foto tomada de la red

lunes, 10 de enero de 2011

Un Rayito de luz


¿podrá ser?, los nervios hacen presa de mi y las horas pasan más lentas que nunca...

sábado, 8 de enero de 2011

Duele


Hace tres o cuatro días me encontré en mi teléfono celular una llamada "perdida" de una compañera del curso de Escuela Para Padres. Me ganó la curiosidad y le marqué, después de los saludos de rigor me suelta lo siguiente: "Les llamé para invitarlos a comer el domingo... voy a bautizar al niño".
Agradecí el gesto de camaradería y de seguir manteniendo al grupo unido, de intentar continuar con lo que nos dijeron los psicólogos que nos impartieron el curso: ser una red de apoyo.
Sin consultar a Pedro, quien ese momento no estaba en casa por encontrarse trabajando, acepté ir a la fiesta, de alguna manera me sentí con el deber de hacerlo ya que a su primera invitacion, hecha hace meses, la rechazamos por tener que salir de la ciudad por cuestiones laborales.
Ella, entusiasmada, me agradeció el que aceptáramos acompañarlos y me dio la dirección del lugar donde se va a realizar la fiesta para celebrar el acontemcimiento.
Al colgar el teléfono sentí una mezcla de emociones: Alegría de ser parte de ese grupo, de volverlos a ver, de reencontrarnos... pero también dolor. Sí, dolor.
Recordé la última vez que acudimos a una reunión con ellos, fue cuando fuimos a conocer a la hija de los compañeros a los que invitaron a un programa de televisión para darles la noticia de que ya erán papás de una bebé (una disculpa, todavía no le encuentro el modo realizar los enlaces para que sepan de qué post hablo).
Ese día, aunque todos fueron amables, hubo un momento en que nos sentimos excluidos... fuera de lugar.
El curso lo hicimos varios grupos, en el nuestro eramos siete parejas y al empezar sólo una ya tenía al niño (es sobrino del que ahora es su papá), durante los meses que estuvimos acudiendo a las sesiones recibieron a sus respectivos hijos dos parejas más (una de ellas la del bautizo del domingo) y cuando ya había acabado el curso los que acudieron a un programa de televisión para recibir a su bebé.
En esa última reunión a la que asistimos acudieron parejas de otros grupos que quisieron unirse al nuestro, todos con niños y algunos que ya van por la segunda adopción. Llegó un momento en que la plática se centró en los bebés: que si la sillita para el coche, los pañales, la leche, el baño, etcétera y lo que pasó fue que las tres parejas que seguimos en espera, casi al mismo tiempo nos despedimos y nos fuimos.
Nosotros decidimos ir al cine, nos subimos al coche y no hablamos durante un rato; cuando lo hicimos los dos coincidimos en que nos dolió, nos sentimos excluidos de una charla en la que no sabíamos, ni teníamos nada qué decir.
Entiendo que mis compañeros estén felices y entusiasmados con sus hijos, que se emocionen y compartan sus experiencias y me da gusto por ellos, porque ya alcanzaron su sueño... pero al mismo tiempo me duele y reconozco que ¡mucho!
Porque yo también quisiera tener a mi ángel, saber lo que es tener que buscar la fórmula de leche que deba tomar por todos los centros comerciales y farmacias hasta encontrarla, lidiar con pañales, llantos, berrinches y risas.
Aunque no lo hemos hablados las tres parejas que faltamos por tener a nuestros hijos, sé que nos sentimos igual, que no fue casualidad que deciéramos irnos cuando, estoy segura que no fue a propósito, nos excluyeron de la charla y nos sentimos ajenos a ese entusiamos y alegría de saberse y sentirse padres.
Hoy, lo confieso, me duele hasta ir a escoger el regalo que voy a llevar al pequeño bautizado porque no tengo idea de cuándo seremos nosotros los que pasemos por esas emociones... ni siquiera sé si lo viviremos algún día.
Confío en que sí, deseo que nuestro ángel nos está esperando en algún lugar y que nos encontraremos cuando tenga que ser... pero duele, duele mucho que no esté con nosotros y el recibir este tipo de invitaciones a fiestas donde se festeja a los niños y Pedro y yo tengamos que asistir sin nuestro hijo... Ay, cómo duele.

Imagen tomada de la red