En un Lugar Mejor

Hoy al amanecer murió mi tío, el hermano de mi mamá, ya sólo eran ellos dos de los cinco hijos que tuvieron mis abuelos. Ya era mayor, tenía casi 90 años y casi nunca enfermaba, al menos no de cuidado, pero cuando lo hizo no resistió.
Fueron demasiadas complicaciones: riñones, pulmones, corazón… a su edad ya no pudo resistir. Fueron casi tres semanas de estar postrado en cama y una hospitalizado. Se fue en paz, su rostro mostraba una serenidad que hizo que la familia estuviera reconfortada. Sabemos, por nuestra fe, que ya está en un lugar mejor.
La relación era buena, sobre todo en los últimos años, cuando sus fuerzas fueron mermando. Recuerdo la última vez que lo vi con vida fue hace meses, que fue a visitar a mi mamá, llegaron él y su esposa. Físicamente era muy parecido a mi abuela, a quien quise, y quiero tanto… tal vez por eso me la recordaba tanto.
Y aunque ella murió hace ya mucho tiempo, los recuerdos que tengo de ella son muy felices, fue una abuela extraordinaria que me llenó de cariño y cuidados.
Ver a mi tío tan desvalido esa última vez. Ya no escuchaba bien, sus fuerzas habían disminuido considerablemente y necesitaba de una andadera para caminar y me contó su familia que en las últimas semanas ya prácticamente no comía, por lo que sus fuerzas se fueron acabando.
No hay llanto en mis ojos, pero sí una tristeza en mi corazón, porque ese hombre al que muchas veces vi tan fuerte, seguro, luchando para salir adelante, terminó casi sin poder caminar, ni escuchar.
Mañana será el funeral e iré a acompañarlo, a despedirme de él, siento que se lo debo a mi abuelita, que es mi ángel, se llamaba Natalia, y si algún día tengo una hija ese será definitivamente el nombre que lleve.