Sí, por fin nuestro par de ángeles ya son legalmente nuestros. Desde el pasado lunes fueron registrados con el segundonombre (que les fue cambiado) y nuestros apellidos, por lo tanto ya formamos ante la ley una familia.
Llegar a ese punto fue muy difícil, un largo camino recorrido, una serie de "atorones" burocráticos, angustias al ver pasar el tiempo y no tener nada oficial, pero podemos decir que vemos por fin la recta final de todo este proceso que iniciamos hace más de cuatro años.
Mi hijo E., el más pequeño, estaba feliz porque iba a "firmar" (poner su huella) para ser nuestro hijo; el mayor, J, se mostraba más tranquilo y fue hasta que salimos del Registro Civil que me abrazó y me dijo: "mamá yo siempre me quiero quedar con ustedes".
Mis niños hermosos, llenos de energía siempre, de risas y juegos. En estos meses tan difíciles que he pasado por el fallecimiento de mi padre y la enfermedad de mi mamá, ellos han sido la fuerza que me mueve a seguir adelante, a luchar por superar los momentos difíciles y darles lo mejor cada día.
Ahora se que desde siempre estuvimos destinados a encontrarnos, a ser ellos mis hijos y yo su madre, porque no podían ser otros, sólo ellos, mis niños amados.
J, contra todos los pronósticos, pasó a segundo grado, aprendió a leer, contar y conocer hasta el número 200 y aunque con promedio bajo logró pasar de año. Un gran mértido sin duda de mi niño porque en la casa hogar donde estuvo por cuatro años, obvio que no le hacían el menos caso en tareas y repasos escolares, así que iba reprobado. Gracias a su maestro que nos indicó qué y cómo ayudarlo es que mi hijo logró hacer la hazaña y aprender en cuatro meses lo que sus compañeros de clase hicieron en el ciclo escolar.
El 19 de agosto vuelve a las aulas, ahora a segundo grado pero en estas vaciones dedicamos una hora diaria al repaso para que se mantenga "fresco" en lo aprendido y no le cueste tanto trabajo lo que sigue en segundo año.
Mi pequeño E deja de ser mi niño chiquito para convertirse en todo un alumno de primer grado. Irá al mismo plantel que su hermano y tendra al mismo profesor que J tuvo el pasado ciclo escolar, lo que me tranquiliza porque es un maestro muy amable y dedicado a sus alumnos.
Ya tenemos la mitad del uniforme de E, lo que falta lo entregarán en unas semanas, la mayor parte de útiles, sólo faltan los libros que otorgan gratuitamente en la escuela y libretas personalizadas que venden para el mejor aprendizaje de los niños de primer año.
También falta comprar mochilas y es que mis niños se dividen en cuál súper heroe irá estampado en la mochila para acompañarlos a la escuela, un día quieren a Ben 10, el otro a Spiderman y el que sigue a Los Vengadores.
En estos días tendré que hacer un espacio para forrar libretas y hacer todo con calma para que no nos agarren las prisas previo al regreso a la escuela.
En octubre y noviembre cumplirán años, 6 y 8 respectivamente, estamos pensando que festejaremos doble y aprovecharemos para bautizarlos, ya que para nosotros es muy importante.
El tema de las verduras sigue igual, la mayoría no les gustan, pero me las ingenio para que las coman sin chistar preparándolas en purés y salsas con pasta para que no tengan que masticarlas, es la manera en que hemos logrado ampliar el menú.
Eso sí, siguen siendo fanáticos de la pizza, las hamburguesas y los hot dogs, alimentos restringidos porque por su alto contenido calórico y escaso nivel nutrimental. No tienen problemas de sobrepeso, pero tampoco hay que fomentar el consumo regular de estas comidas, consideradas chatarra.
Las golosinas se las combino, unas veces fruta picada con limón y chamoy, otras dulces o papas fritas, lo quesea para inculcarles que se alimenten de manera adecuada.
Mientras escribo esto, ambos duermen, Me dan mucha ternura, se ven tan inocentes, aunque ya no tan frágiles que como cuando llegaron, porque ya crecieron y engordaron un poco.
Esta etapa de mamá no la cambio por nada, estos hijos míos son la luz de mis ojos, la alegría de mi vida. Mis pequeños superhéroes que han sabido salir adelante a pesar de las cosas tan duras que han tenido que pasar a su corta edad. Los amo hijos.