Estas semanas que estuve alejada hubo varios días en que deseaba escribir, plasmar todo lo que estaba pasando, pero pasamos por un terromoto que sacudió nuestras vidas y las cambió para siempre.
Las personas que han seguido este blog, tan espaciado que me sorprende que haya algunas a las que les agradezco infinitamente su amistad, saben que compartirmos áreas de la casa con mis padres y hermana; así que de alguna manera se puede decir que vivimos juntos... Mis hijos desde el primer día fueron recibidos con mucho amor y así ha seguido, sin embargo la madrugada del 10 de marzo mi papá se cayó de su altura, se fracturó la cadera y luego de 10 días hospitalizado no resistió más y nos dejó para ir a, según mi fe, a un lugar mejor en donde ya no hay dolor, ni tristezas, ni sufrimiento. Ese 19 de marzo por la tarde marcó mi vida para siempre, fui una de las hermanas que recibieron la noticia de parte del médico que lo operaba (falleció en el quirófano), no resistió porque hubo complicaciones y su edad, 88 años, no ayudó a que saliera adelante. Las primeras horas fueron de shock, el dolor me adormeció.
Pasaron los días y entré en la vorágine de sentimientos que forman parte del duelo. Mis hijos y mi esposo han sido bálsamos en la tristeza. Ver las caritas de mis niños, la inocencia en todo su esplendor, sus risas, sus abrazos, han logrado que en los momentos más oscuros de desconsuelo me sobreponga y siga adelante.
Por otra parte tengo a mi madre, una mujer de 86 años, enferma y ya muy frágil físicamente, pero con una fortaleza espiritual digna de admiración. Mi papá hasta el final pidió que la cuidáramos, estuvieron juntos más de 67 años, tuvieron 9 hijos, nietos, bisnietos.
Por otra parte, el proceso para que nuestros hijos sean ya legalmente nuestros va en camino, en ese aspecto vamos bien, los niños crecen sanos, alegres, traviesos, vamos como todo niño debe ser.
Hoy ante la pérdida de mi padre, tengo a dos soles que me hacen sentir viva, son la fuerza que me impulsa a seguir adelante... son mis hijos.
Las personas que han seguido este blog, tan espaciado que me sorprende que haya algunas a las que les agradezco infinitamente su amistad, saben que compartirmos áreas de la casa con mis padres y hermana; así que de alguna manera se puede decir que vivimos juntos... Mis hijos desde el primer día fueron recibidos con mucho amor y así ha seguido, sin embargo la madrugada del 10 de marzo mi papá se cayó de su altura, se fracturó la cadera y luego de 10 días hospitalizado no resistió más y nos dejó para ir a, según mi fe, a un lugar mejor en donde ya no hay dolor, ni tristezas, ni sufrimiento. Ese 19 de marzo por la tarde marcó mi vida para siempre, fui una de las hermanas que recibieron la noticia de parte del médico que lo operaba (falleció en el quirófano), no resistió porque hubo complicaciones y su edad, 88 años, no ayudó a que saliera adelante. Las primeras horas fueron de shock, el dolor me adormeció.
Pasaron los días y entré en la vorágine de sentimientos que forman parte del duelo. Mis hijos y mi esposo han sido bálsamos en la tristeza. Ver las caritas de mis niños, la inocencia en todo su esplendor, sus risas, sus abrazos, han logrado que en los momentos más oscuros de desconsuelo me sobreponga y siga adelante.
Por otra parte tengo a mi madre, una mujer de 86 años, enferma y ya muy frágil físicamente, pero con una fortaleza espiritual digna de admiración. Mi papá hasta el final pidió que la cuidáramos, estuvieron juntos más de 67 años, tuvieron 9 hijos, nietos, bisnietos.
Por otra parte, el proceso para que nuestros hijos sean ya legalmente nuestros va en camino, en ese aspecto vamos bien, los niños crecen sanos, alegres, traviesos, vamos como todo niño debe ser.
Hoy ante la pérdida de mi padre, tengo a dos soles que me hacen sentir viva, son la fuerza que me impulsa a seguir adelante... son mis hijos.
4 comentarios:
Te mando un abrazo enorme... Demos gracias por su larga vida, por la familia y los buenos momentos compartidos. Siempre estará.
CocoTita:
Gracias, trato de vivir el duelo de la mejor manera, dejar fluir mis sentimientos. Y sí, cuando pienso en él me siento en paz, porque fue un papá que me formó y guió con su ejemplo más que con palabras, y en mi corazón y pensamiento sigue vivo. Saludos y también un abrazo para ti.
Velve, cuanto lo siento, la verdad es que como dices tiene que ser muy duro perder a uno de tus padres y más cuando compartís casa y prácticamente vivís juntos.Además por un accidente que a esas edades es muy grave, ya que ese tipo de rotura es complicado. Yo también vivo en la misma casa que mis padres y tienen 81 y 82 años y tiene que ser muy duro. Un beso.
PD. Tus soles están guapísimos!!!!!!
Mercedes:
Gracias por pasar y por tus palabras. Qué te puedo decir?, tienes un tesoro al tener a tus padres, mímalos a diario, porque creeme, nunca es demasiado. Afortunadamente en mi caso todavía tengo a mi mamá, que es una bendición y un amor. Besos y abrazos para ti y Sasha.
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