Dentro de unos días, pasaremos por el momento crucial para que comience el proceso legal para que mis niños pasen a ser por todas las de la ley nuestros hijos.
El 19 de este mes mis soles serán valorados por personal del DIF que serán los que determinen si ya estamos listos para empezar el proceso y el juez dicte sentencia a nuestro favor, o de plano no.
Yo estoy por un lado segura y confiada de que todo saldrá bien. Mis niños nos aman profundamente y nosotros a ellos igual. Nos demostramos cariño, he aprendido a que la paciencia es la fuente para que la comunicación en todos los sentidos (verbal, no verval, emocional, etcétera) fluya adecuadamente.
Mis hijos han pasado a su corta edad por una serie de cosas que los han hecho unos guerreros, que no se rinden, pero también unas personitas sumamente sensibles, carentes de cuidados y de cariño, mismos que ahora están descubriendo y disfrutando.
Los dos nos han llevado al límite de la paciencia con sus travesuras y berrinches, nos han "medido" para ver hasta donde pueden llegar, han llorado a mares por cosas insignificantes para nosotros, pero que para ellos son el eje de su vida (un juguete que no quieren prestar, un permiso que por seguiridad seles niega, en fin cosas por el estilo), pero también han reido, jugado, disfrutado, han explorado nuevas cosas, vivido experiencias nuevas a lo que conocían y también han descubierto que mamá los ama más que a nadie en el mundo; que papá es más estricto, pero que también daría su vida por ellos.
Los dos se cuidan, se protegen, pero también se pelean, como todos los hermanos.
En estos meses hemos descubierto que como familia funcionamos, que los cuatros somos invencibles y se han ganado por completo el cariño de las tías y los abuelos.
Mis hijos ya no desean ir a otro lugar que no sea nuestra casa, SU HOGAR, ese que tanto anhelaban y que ahora tienen.
Ha habidomomentos muy complicados, como cuando lloran inconsolables por enfrentar el miedo a quedarse solos, no soportan la idea de ser abandonados nuevamente, y yo no soporto tampoco la idea de que alguien por una entrevista que les haga decida que estarán mejor en una casa hogar que a nuestro lado.
No quiero pensar siquiera que los quieran separar de mi. Ya no... Desdeel primero momento hubo una conexión impresionante, sobre todo con mi hijo pequeño, con el mayor se fue construyendo poco a poco.
Ahora somos inseparables, no duermen sino estoy yo a su lado, cualquier cosa que les pasa o les duele, acuden con mamá para recibir ayuda y consuelo; si necesitan salir, jugar al futbol, a juegos más rudos está papá para hacer equipo con ellos; si se les rompe algún juguete corren con papá para que lo repare (es especialista en eso), si quieren alguna golosina, corren con su tía que saben que los ama profundamente y nunca les niega unas palomitas para ver televisión, un dulce, una caricia... y ya ni hablar delos abuelos, que los aman y contrario a todos los demás nietos, a ellos les permiten jugar, explorar, subir, bajar sin llamarles la atención, al contrario, nos dicen a papá y a mí "que son niños, que los dejemos jugar", jajaja esto me provoca una ternura indescriptible, porque a mi, cuando era pequeña las llamadas de atención por hacer cosas parecidas a los de mis hijos, los regaños eran tremendos y una que otra nalgada también... en cambio ahora, nada de eso.
Por todo esto, estoy convencida que ya somos una familia, que no hay motivo para hacer más trámites y mucho menos llevarnos nuevamente a la montaña rusa de la incertidumbre sobre la estancia de mis niños en casa.
En fin, nosotros hemos hecho lo que nos corresponde, ellos, los del DIF, ahora decidirán si nuestros niños ya pueden ser con todas las de la ley, nuestros hijos.
*foto tomada de la red
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